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lunes, 9 de junio de 2008

Eurovisión 2008

La historia de Eurovisión arranca a finales de los años 50, cuando algunos países europeos creyeron en hacer una puesta en común de sus estilos musicales en bien de la música. En ese concurso un país se jugaba su honor, era un concurso serio y todos lo seguían con fervor. De él nacieron grandes canciones, verdaderos himnos que quedaron para la historia: el La, La, La de Massiel; nacieron grandes cantantes o grupos como ABBA, que marcaron un antes y un después en la música. Nacieron nuevos estilos, se imponían modas, pero… que es hoy el festival de Eurovisión.

En nuestro país la elección de Rodolfo Chiquilicuatre y su canción el Chiki Chiki ha puesto de manifiesto una cruda realidad: apostamos por una puesta en escena que llame la atención, sin tener en cuenta el verdadero motivo: la canción, la música. ¿Estamos ante el declive del festival? ¿Realmente nos importa el futuro de la música?. Ya hace años que las canciones que presentan los países asistentes no aportan nada o muy poco al panorama musical; no representan éxitos en las listas de los 40 principales. Después del día del concurso nadie reconoce la canción ganadora. Sin embargo con Rodolfo y su canción se ha conseguido que de nuevo se volviera a ver el Festival, se hablara de él (alguien se acuerda quien participó el año pasado por España), que su canción suene, de hecho mucho antes del concurso. Todos sabíamos que el cantante no lo es, es un actor de teatro y de doblaje, que su canción nació como una parodia en una cadena de televisión privada, pero ganó enfrente de otras canciones más “serias”. 

Resumiendo, yo me pregunto, ¿realmente los españoles creemos en este concurso como plataforma musical de nuevos cantantes, como aportación sustancial a la música? Visto lo visto, creo sinceramente que no y lo hemos demostrado enviando a un actor para que represente una obra de teatro, que es en lo que se ha convertido el festival.

Aleix 3ºC

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